En el principio fue la Sorpresa

y después vino el Contraste,

luego surgió la Oscilación

con ella la Distribución

y después la Pureza

que es el Final.

 

Paul Valéry, El cementerio marino

 

 

 

En el principio fue la Sorpresa, el descubrimiento de una pintura impecable, nacida en un garaje de la calle Sevilla, entre bidones de pintura, cinta de carrocero y aerosoles

 

y después vino el Contraste, entre el Pintor-persona y la Persona-pintor, los procedimientos industriales y la sutileza del resultado plástico, el rojo sobre negro y el negro sobre blanco

 

luego surgió la Oscilación de la mirada expectante, el latido automático del párpado, la urgente emergencia de la forma sobre el fondo y mi obstinado transitar alrededor del cuadro

 

con ella la Distribución de las formas en la jaula de paisajes presidiarios que es el lienzo

 

y después la Pureza del silencio que sucede al zumbido. Lo que queda en la retina tras el residuo

 

que es el Final.

 

 

 

NOTA: Se podrían haber ensayado otras fórmulas de apreciación y descripción de la obra de José Ramón Magallón Sicilia, evocando referentes estéticos como Victor Vasarely y el Op-Art, rememorando exposiciones míticas como “The responsive eye” (MOMA, 1965) o disertando sobre la Psicología de la Percepción… pero el hallazgo fortuito de este poema de Paul Valéry una soleada mañana de domingo ha invalidado cualquier otra posibilidad de acción.